Sea como fuere, las conclusiones a las que se llegó fueron bastante interesantes. Aunque no tenemos la total seguridad que esto sea así entre las personas menores de 35 años, la muestra empleada de hombres tenía como expectativa el sexo constante y de calidad — o al menos que ellos se sintieran satisfechos — y la valoración de las proezas sexuales por parte de su pareja. De ahí suele surgir la incomprensión. El amor visto desde diversas ciencias sociales suele tener objetivos, es decir, no se puede mantener con una mera atracción física. Por ello se ha vinculado, en primer lugar, a una construcción social en la que, como mínimo, un actor le otorga en gran grado importancia a otro. Se trata de pensar que la pareja debe proveernos de nuestros sueños y hacernos sentir plenos. Desgraciadamente, cuando se piensa de este modo se va a tener tendencia a fracasar en la relación por un motivo evidente: nadie puede hacerse responsable de la felicidad individual. Esta expectativa suele ser puesta a prueba con facilidad en los baches o crisis de cada uno de los miembros de la pareja. De hecho, es uno de los motivos que puede acarrear problemas a largo plazo.
El universo de Shakespeare, un elenco en estado de gracia y, sobre todo, un brillante, poético y genial Alfredo Sanzol. Soy el Leñador Marrón, padre de mis dos hijos a los que quiero por encima de todo y a los que tal vez, proteja demasiado Una virtud y un defecto de su personaje… La virtud es el amor incondicional que profesa a sus hijos. Mi consejo: "Oiga, Marrón, no cree que debería comenzar a querer bien a sus hijos?
